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Sala «La Capilla»

El Municipal de Santiago tiene acceso desde cuatro avenidas del centro de Santiago: Agustinas, San Antonio y Tenderini, pasaje cuyo nombre recuerda al mártir del incendio que destruyó el edificio en 1870. Este último acceso es, quizás, el más hermoso de todos, y el que mejor conserva la antigua estética del Teatro, antes de las reformas de la década de 1920. Su estilo, techos altos, mobiliario y nobleza general le entregaron el título de «La Capilla».

La Sala existe, al menos, desde las reformas de 1906, cuando se modificó casi toda la estructura del Teatro, fortaleciéndolo con ladrillos y madera sobre el adobe original. Entonces se buscaba que cada acceso representara algo de importancia, y este salón servía tanto para acceder a los palcos del segundo nivel como, más importante, para el palco presidencial y su salón de recepción. Entonces llevaba el nombre de «foyer de señoras», dado que estaba pensado para recibir a las señoras que bajaban de los carruajes detenidos en calle Tenderini, que se abrió especialmente para esta entrada, en 1908, derribando dos edificios.

Durante la década de 1950 la Sala dejó de utilizarse como acceso al Teatro, y con el desuso del balcón presidencial quedó parcialmente aislada del total. Por eso, comenzó a utilizarse para exposiciones, cafés, cócteles y conferencias de prensa, uso que continúa, en parte, hasta hoy. Los premios municipales se entregaban allí y también se realizaron concursos de pintura. Incluso pequeñas obras de teatro fueron montadas.

Con el terremoto del año 2010 esta Sala sufrió considerables daños, sin embargo, la restauración ha servido para apreciar nuevamente su valor como uno de los espacios más hermosos de todo el edificio, y rescatar así sus columnas, lámparas, cuadros y adornos que la hacen el mejor recuerdo de la herencia patrimonial del antiguo Teatro Municipal.