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El terremoto de 1906

Como en tantas otras ocasiones, nuestro país vivió un espantoso terremoto el 16 de agosto de 1906, con epicentro en Valparaíso. Santiago igualmente vivió el movimiento y el centro histórico quedó profundamente afectado en varios de sus mejores y más antiguos edificios. Uno de aquellos fue el edificio del Teatro Municipal de Santiago, -hoy Municipal de Santiago-.
Ese día tocaba la presentación de la ópera Tosca, de Puccini, dirigida por Giacomo Armani. Eran las 19:39 horas, poco más de veinte minutos antes de salir a escena, cuando ocurrió el primer sismo. Luego vino otro, aún más fuerte que el primero. Duró según todas las crónicas cerca de cuatro minutos y pese a la lluvia, todo el mundo salió a las calles a refugiarse.
Los artistas estaban ya preparados entonces para salir a escena, y todos los comparsas y el coro esperaban específicamente para la escena de la procesión. Así, sacerdotes, monaguillos y sacristanes de mentira salieron despavoridos por San Antonio hacia la Alameda, deteniéndose frente a la Iglesia de San Francisco. La gente al verlos se arrodillaba pidiendo confesión y auxilio religioso, una anécdota que se hizo correr por días en la prensa, alivianando el dolor de la destrucción y las muertes.
El teatro sufrió daños especialmente en su fachada, foyer y salones delanteros, los que implicaron trabajos de reparación durante varios meses. El interior de la Sala Principal, en sus frescos y adornos, también recibió un duro golpe. Emilio Doyere, arquitecto residente en Santiago, estuvo a cargo de los trabajos. Se había hecho conocido por su trabajo en la Catedral de Bayona, y conocía los teatros europeos. Se inspiró en la ópera de Burdeos para realizar el nuevo foyer, quizás el mejor de los que ha tenido el Teatro, que recargado en adornos y estatuas era coronado por una gran escalera imperial y doble nivel de balcones. Alberto Shade colaboró en este trabajo y ambos fueron felicitados largos años por los artistas que visitaban el Municipal.
El 31 de agosto, a las 16:30, se reiniciaron las actividades en el Teatro, a cargo de Padovani, quien ofreció una función a beneficio de los damnificados del terremoto. Se cantó el segundo acto de Aída y el último de Tosca. La temporada de ópera se reanudó el día siguiente.